Manuel Jorge Vega Rodríguez
Educador especial en Atención Temprana – UDIATE
Caso clínico
Antecedentes
En UDIATE atendemos actualmente a un niño de 30 meses que asiste a un centro de educación infantil. La familia nos comenta que, a la hora de realizar tareas, le cuesta mucho trabajo y esfuerzo. Y que cuando a su hijo lo van a bañar y quieren enjabonarle con una esponja, muestra rechazo (también observan dicho rechazo con otros objetos que le pueden colocar en el cuerpo, como relojes en la muñeca o gorras en la cabeza).
Además, tiene muchas rabietas cuando ve que algo no le sale bien. La madre llega a la Unidad comentando que no sabe cómo actuar, así como si lo que está haciendo, lo está haciendo bien.
Él no se quiere separar de su madre y ella comenta que cuando van al parque, él se queda a su lado y solo si ella inicia la interacción con otros niños, él participa. Si no, no. La madre comenta que es como si le faltara confianza.
Los objetivos que se plantean para trabajar en sesión son:
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El seguimiento de instrucciones, con lo que buscamos aumentar su atención, percepción y memoria.
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Mejorar la motricidad fina del niño, para una mejor adaptación escolar y un mayor rendimiento académico.
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Disminuir determinadas conductas, mejorando la relación materna y dotando a la familia de pautas de intervención necesarias.
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Mejorar la capacidad de relación con sus iguales (habilidades sociales).
Las imágenes ilustran algunos ejercicios y actividades que realizamos para este tipo de casos. No tienen por qué corresponder al caso en sí.
¿Cómo trabajamos con él en UDIATE?
Durante todo este tiempo que lleva en la Unidad, estamos trabajando con él de la siguiente manera:
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Realizamos juegos de seguimiento de instrucciones como base para potenciar las funciones ejecutivas, con las cuales sea capaz de desarrollar tareas de una manera autónoma. De hecho, actualmente, cuando realizamos alguna tarea (por ejemplo los trazos rectos), sabe qué es lo que debemos coger para poder jugar, dónde nos debemos sentar y cómo se debe hacer.
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Hemos potenciado la prensión (agarre) y la presión (fuerza) del lápiz, con el fin de mejorar la coordinación visomotora, es decir en el trazo, y por consiguiente, alcanzar así una mejor adaptación escolar.
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Actualmente, estamos avanzando exponencialmente en la expresión de sus emociones, a través del semáforo de las emociones y del reconocimiento de logros alcanzados. Esta nueva situación para él le proporciona seguridad y capacidad para describir un estado de ánimo, algo que es fundamental para que la familia y concretamente la madre que es la que más tiempo pasa con él, sepa y comprenda cómo se encuentra su hijo en cualquier momento. Gracias a este avance y proporcionando patrones de convivencia, la madre refiere que ha observado una gran mejoría en la relación con sus iguales, tanto en el parque como en la guardería.