31 de marzo de 2023
Unidad de Desarrollo Infantil y Atención Temprana – UDIATE
Hospital Victoria Eugenia Cruz Roja Española
Testimonio sobre María, niña con TEA (Trastorno del Espectro Autista)
María pronto va a cumplir 5 años y desde hace dos aproximadamente, acude puntualmente con su madre a sus sesiones en la Unidad de Atención Temprana del Hospital (UDIATE).
Cuando llegó a la Unidad, María tenía muchas necesidades, sobre todo a nivel conductual y del lenguaje, lo que exigía en un primer momento la intervención coordinada de psicología y logopedia.
Como en todo proceso, al principio todo fue más laborioso ya que había que enseñar a María distintos aspectos como la espera, la tolerancia a la autoridad, el estar sentada, etc. Pero al mismo tiempo, como nos cuenta María García, su psicóloga en UDIATE, “fue muy bonito, porque veíamos sus progresos muy rápido, en ella y en su familia. Cuando llegó, no tenía adquirido el lenguaje, presentaba dificultades con el contacto físico y visual. Ahora es una disfrutona y muy cariñosa…”
Coordinación con los familiares y centro escolar para mejorar avances en el desarrollo infantil del niño
La coordinación con la familia es esencial, nos cuenta María. Es necesario que ellos continúen en casa el trabajo que realizamos con ella. De su madre, nos cuenta que “es muy colaboradora. Acepta nuestro criterio como profesionales y sin lugar a dudas, ha tenido mucho que ver en el progreso de su hija. Además, atendimos también a su abuela, ya que pasaba muchas horas con ella”.
Así mismo, María nos explica que también es muy importante la coordinación con el centro escolar. En el caso de María, valorando sus necesidades, vieron la conveniencia de cambiarle de modalidad, a un aula específica. Así fue y esto también supuso un trabajo de adaptación por parte de la familia.
Objetivo en el tratamiento del autismo
“Nuestro objetivo – nos cuenta María – es que ella alcance su máximo desarrollo. Por ejemplo, ante la necesidad, se valoraría la posibilidad de implementar un SAAC (Sistema Aumentativo y Alternativa de Comunicación) o un comunicador de lenguaje natural asistido (LNA).
A día de hoy, María tiene sesiones con 4 profesionales de UDIATE: integración sensorial, logopedia, pedagogía y psicología, 4 días a la semana.
Para María, en estos casos, “es fundamental la detección precoz y en esto se ha avanzado mucho. Es muy importante que los padres estén formados para que puedan detectar a tiempo esos posibles signos de alerta. Además, es muy importante la coordinación con el centro escolar, así como la intervención especializada por profesionales formados que adapten las terapias a las necesidades reales del menor.
“El cambio en María ha sido siempre para bien”
Esto nos dice Macarena, madre de María.
Como hemos comentado, la implicación y colaboración de la familia es fundamental para la evolución del menor con este tipo de trastorno.
Ella nos cuenta que en un principio, fue muy duro de asimilar. A los 15 meses, fue una enfermera quien les advirtió que era extraño que María no jugase con lo habitual con esa edad. Reconoce que no se lo tomó bien: “tenía solo 15 meses. No le di mucha importancia. Además, coincidió con la pandemia y estábamos encerrados y no teníamos muchas posibilidades, justo cuando empezó a andar… Fue a los 18 meses cuando ya me di cuenta de que algo no iba bien. Le llamaba y no me contestaba y tenía la mirada como perdida. En la guardería les dije que la observaran”.
Macarena nos cuenta que ella tenía una imagen del autismo muy limitada: “niños metidos en sí mismos, aislados… Y mi hija no era así, por eso no creía que tuviera ese trastorno. A mi hija no le molestaba el ruido, le encantan los abrazos… No veía en ella el estereotipo que yo creía. Sabía que algo ocurría pero no que fuera autismo”.
Hoy ya está confirmado.
A los dos años, les derivaron a UDIATE. Ahora tiene 4 y el progreso ha sido evidente. Cuando llegó, María no hablaba, no mantenía el contacto visual, no se estaba quieta y tenía rabietas habitualmente. Hoy María pronuncia algunas palabras, mantiene la mirada, permanece tiempo sentada y ha reducido mucho sus arrebatos.
A Macarena le preocupa especialmente el habla. “Sobre todo me inquietaba cuando estaba enferma. No sabía dónde le dolía ni cuánto porque además, María tolera bien el dolor. Hemos avanzado mucho. Antes, como nos señalaba, me llevaba de la mano hacia lo que quería. Ahora ya lo expresa, por ejemplo, cuando pide agua aunque estamos trabajando el que pronuncie la frase entera ‘quiero agua’…”
María está ahora en un aula específica en el centro escolar. “Fue muy duro para mí aceptar eso – nos cuenta Macarena – yo quería que mi hija estuviera con muchos niños. Ahora estoy muy contenta con la decisión, porque se ajustan a las necesidades que ella tiene y no otras”.
“El cambio ha sido siempre para bien. Hoy en día nunca ha habido un paso atrás…”, concluye.