No siempre un esguince severo va acompañado e fuerte dolor, por lo que es de vital importancia hacer una exploración y diagnóstico certero.
Esguince de tobillo
Un esguince de tobillo hace referencia a un desgarro de los ligamentos del tobillo. Existen ligamentos que aportan estabilidad pasiva a una articulación tanto en la cara externa como interna del tobillo.
Las lesiones más frecuentes son en la cara externa y en ocasiones llevan asociadas fracturas o arrancamientos óseos por exceso de tracción. El esguince de ligamentos de la cara lateral externa del tobillo, es una de las lesiones con mayor incidencia en la población, principalmente durante la práctica deportiva. No por ello está exento de un análisis pormenorizado de las causas y los factores de riesgo asociado, lo que hace indispensable contar con un centro de referencia que cuente con especialistas en la materia.
Causas
Normalmente el esguince de tobillo es una lesión que se produce de manera fortuita por un mal movimiento o un accidente a la hora de hacer la pisada en el suelo. La biomecánica y la propiocepción juegan un papel capital en este asunto.
Síntomas del esguince de tobillo
Tiene la particularidad de que no en todos los casos a mayor gravedad de la lesión, mayor dolor e impotencia funcional, por lo que es de vital importancia hacer una exploración y diagnostico certero.
Hay esguinces de grado II-III que pueden llegar a doler menos e incluso resultar menos aparatosos visualmente en cuanto a inflamación, que un grado I.
Los signos y síntomas más relevantes que pueden aparecer con esta lesión serán:
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Dolor moderado
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Debilidad
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Inflamación
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Hematoma
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Rigidez articular
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Dificultad para caminar
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Inestabilidad
Clasificación o grados de esguince
Diferentes grados según su gravedad.
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Grado I: Lesión leve, sobreestiramiento del ligamento con micro-roturas.
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Grado II: Lesión moderada, rotura parcial del ligamento.
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Grado III: Lesión grave, rotura completa del ligamento.
¿Qué debemos hacer si sospechamos que lo tenemos?
Reposo, aplicar hielo, y acudir a centro médico.
Diagnóstico y tratamiento
Exploración física
Durante una exploración física, el especialista examinará el tobillo, el pie y la parte inferior de la pierna. Si el grado de lesión lo permite, palpará la piel que rodea la lesión en busca de puntos de dolor ligero y moverá el pie tanto para verificar la amplitud de movimiento como para determinar qué posiciones te producen malestar o dolor.
Exploración por imágenes
Si la lesión se sospecha de mayor gravedad, el especialista suele prescribir una o más de las siguientes exploraciones por imágenes para descartar un daño estructural asociado o evaluar más detalladamente la extensión del daño en la zona de lesión: radiografías, RMN, TAC, Ecografía.
Tratamiento
El tratamiento para el esguince de tobillo depende de la gravedad de la lesión. Los objetivos del tratamiento son:
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Reducir el dolor y la inflamación
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Favorecer la curación del ligamento
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Recuperar el óptimo funcionamiento del tobillo
Es importante no esperar una curación espontánea para evitar secuelas de inestabilidad crónica o inflamación residual. Ante un esguince, el tiempo es un factor muy a tener en cuenta a la hora de una óptima recuperación. Cuanto antes se empiece a tratar, mayor probabilidades de éxito y velocidad en la recuperación.
Cómo prevenir es esguince de tobillo
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Hacer una buena recuperación
En caso de ya haber sufrido la lesión, se corre gran riesgo de que se repita si simplemente se deja que el tiempo vaya “curando” la lesión. La musculatura queda debilitada, el pie no se mueve con normalidad, y el cuerpo no está preparado para responder ante estímulos desestabilizantes que puedan provocar repetición de la lesión. Por lo tanto, se recomienda acudir al especialista que valore la lesión, nos guíe en la recuperación y entrenamiento posterior
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Entrenamiento muscular
La musculatura puede proteger la región del tobillo. La acción de los músculos puede tensar la zona y evitar que la articulación se dañe en caso de un golpe o caída, pero para esto tiene que estar bien entrenada. No sólo a nivel de conseguir fuerza muscular, sino también trabajar coordinación, agilidad, equilibrio…
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Equilibrio entre ambas piernas
En el deporte y en las actividades de la vida diaria, se tiende a tener una extremidad dominante. Tener un tobillo muy entrenado y el otro más débil supone un desequilibrio que aumenta el riesgo de lesión. Entrenar los dos tobillos y piernas para conseguir un buen desarrollo muscular ayuda a prevenir esguinces. También, por supuesto, entrenar en situaciones de desequilibrio con ejercicios que impliquen el cuerpo entero.
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Entrenamiento de tipo propioceptivo
El entrenamiento de tipo propioceptivo persigue optimizar la capacidad de respuesta del tobillo frente a torsiones, desequilibrios, saltos, caídas y otros estímulos similares a los que acontecen en la práctica deportiva y pueden provocar lesión. De esta manera, el cuerpo está preparado para responder, y la acción muscular así como el movimiento del cuerpo ayudan a prevenir recaídas, o bien minimizar las consecuencias de una lesión en caso de que se produzca.