Especialistas en Aparato Digestivo

Hospital Victoria Eugenia Cruz Roja

Se estima que aproximadamente un 20% de la población presenta una hernia de hiato. Sin embargo, es difícil saber una cifra exacta porque existen pacientes que la padecen y no presentan síntomas.

La sintomatología principal de la hernia de hiato es el reflujo gastroesofágico, conocido como “ardores. La presencia de ardores con cierta frecuencia debe ser motivo para que el paciente acuda al médico, con el objetivo de establecer un correcto diagnóstico, recibir un tratamiento médico y dietético adecuado.

Otros síntomas como tos irritativa o seca, mal aliento o entre otros, dolor en el pecho, son también significativos de la hernia de hiato.

¿Qué es una hernia de hiato?

El hiato, es el orificio a través del cual el esófago atraviesa el diafragma para comunicarse con el estómago. Este orificio, que separa el tórax del abdomen, ayuda a que el contenido del estómago no refluya hacia el esófago.

La hernia de hiato se produce cuando el hiato esofágico se debilita y se agranda, permitiendo que parte del estómago se introduzca o se hernie a través del hiato hacia el espacio torácico. Esta mal posición del estómago, favorece el reflujo de ácido desde el estómago hacia el esófago, ocasionando diversos síntomas.

Existen dos tipos de hernias de hiato:

  • Hernia hiatal por deslizamiento (el estómago sube hasta la cavidad torácica);

  • Hernia hiatal paraesofágica (el deslizamiento de parte del estómago es paralelo al esófago).

¿Cuáles son los principales síntomas de la hernia de hiato?

La sintomatología principal de la hernia de hiato es el:

Reflujo gastroesofágico, conocido como “ardores

Aunque en el estómago hay una gran cantidad de ácido (ácido clorhídrico) necesario para la correcta digestión de los alimentos que ingerimos, lo normal es que no produzca molestia alguna porque las paredes gástricas están preparadas para soportarlo. Sin embargo, cuando el ácido gástrico sube del estómago al esófago se produce la sensación de ardor y a veces de dolor, porque las paredes del esófago son más sensibles. Por tanto, en la mayoría de los casos, la sensación de ardor se debe al paso del ácido desde el estómago hacia el esófago.

Si el ácido sube poco desde el estómago, el ardor puede notarse en lo que vulgarmente se conoce como “la boca del estómago” que, en realidad, corresponde a la zona de unión entre el esófago y el estómago. La sensación de ardor puede localizarse también a nivel de la parte anterior del tórax o incluso en el cuello, si el ácido asciende más arriba por el esófago.

¿Qué otros síntomas puedo notar si tengo una hernia de hiato?

El paciente con reflujo gastroesofágico puede presentar otros síntomas, además de ardor. Entre otros, destaca:

  • Existencia de la regurgitación de líquido o alimentos previamente ingeridos hacia la boca

  • Dificultad para tragar

  • Dolor en el pecho

  • Mal aliento

  • Irritación y el carraspeo en la garganta

  • Amargor de boca

  • Llagas orales

  • Incluso tos crónica y seca

Estos últimos síntomas y sobre todo la tos irritativa y de repetición, frecuentemente no es asociada por el paciente a un origen digestivo, pero suele deberse a un reflujo gastroesofágico nocturno que pasa desapercibido por encontrarse acostado y dormido.

¿Es normal tener “ardores de estómago?

No, en absoluto. Tener ardores no es normal, aunque todos podemos tenerlos alguna vez, especialmente si hemos comido o bebido en exceso o después de comidas fuertes.

Hernia de hiato y Reflujo gastroesofágico

¿Es lo mismo una hernia de hiato que el reflujo gastroesofágico?

No. No es lo mismo, aunque frecuentemente pueden coincidir. Como ya hemos explicado, la hernia de hiato consiste en que una parte del estómago sube (se desliza o hernia) desde el abdomen al tórax. El reflujo gastroesofágico ocurre cuando el ácido gástrico fluye hacia atrás desde el estómago (gastro) hacia el esófago, pudiendo aparecer incluso en pacientes que no presentan una hernia hiatal,  por ejemplo en pacientes que presentan una debilidad del cardias (válvula muscular de unión entre esofágo y estomágo).

Por otro lado, hay personas que tienen una hernia de hiato y no presenta reflujo, aunque, indudablemente,  sí puede favorecerlo.

Reflujo gastroesofágico

¿Qué otros factores, además de la hernia de hiato, pueden favorecer la existencia de un reflujo gastroesofágico?

Si padecemos de obesidad o sobrepeso, estamos aumentando la presión que ejerce nuestro cuerpo sobre el abdomen por lo que estos dos factores son críticos para favorecer el reflujo gastroesofágico y desarrollar la enfermedad. Del mismo modo, el embarazo también favorece dicho reflujo por el mismo motivo, de ahí que frecuentemente las gestantes consulten a su médico por ardores y amargor de boca, que con anterioridad no habían presentado o bien eran de escasa frecuencia o entidad.

Las dietas copiosas, abundantes y grasas, favorecen también los síntomas, pues además de ocupar un mayor volumen gástrico, retrasan su vaciamiento y provocan relajaciones intermitentes de la unión gástrico-esofágica o cardias. El reflujo también se relaciona con ciertas comidas y bebidas como el chocolate, el café, el té, la menta, los cítricos (tomate, limón, naranja…) el alcohol o los alimentos fritos, picantes o grasos. Acostarse tras las comidas, bien sea en la siesta o por la noche, la ganancia de peso y los vómitos de repetición, son otros factores que facilitan la aparición de reflujo y ardores.

¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?

En la mayoría de los casos, el médico puede hacer el diagnóstico de reflujo gastroesofágico tan sólo conociendo las molestias y síntomas del paciente. Sin embargo, en ciertas ocasiones es necesario visualizar la mucosa del esófago mediante una endoscopia oral bajo sedación que no conlleva molestia alguna para el paciente. Dicha necesidad va a ser determinada fundamentalmente por los síntomas que refiera el paciente y por varios motivos:

En primer lugar, para descartar entidades que pudieran predisponer al reflujo como la hernia de hiato, y hacer un despistaje de posibles complicaciones como Esófago de Barrett, estrecheces o estenosis del esófago, etc. Y por otro lado, comprobar si existe inflamación del esófago y conocer su gravedad, ya que generalmente no existe una buena correlación entre los síntomas que presenta el paciente y el grado de daño producido por el ácido en el esófago. Este grado de inflamación va a determinar, en la mayoría de los casos, el tratamiento inicial y prever la necesidad de un tratamiento de mantenimiento para evitar mayores complicaciones.

Más ocasionalmente, va a ser necesario medir la cantidad de ácido que refluye desde el estómago hacia el esófago (pHmetría 24h) o ver la adecuada contractilidad de la musculatura esofágica (manometría).

¿Existe tratamiento para la hernia de hiato?

En realidad, lo que los médicos de Digestivo realizamos es un tratamiento del reflujo gastroesofágico que es el responsable de los síntomas del paciente.

En muchos casos, con un cambio de hábitos de vida con una dieta adecuada y saludable, podemos conseguir reducir o eliminar las molestias. Si los síntomas no son controlados, existe inflamación de la mucosa esofágica visualizada mediante endoscopia, o han existido complicaciones (esofagitis, tos, dificultad para tragar-disfagia), el paciente necesitará además un tratamiento farmacológico dirigido por su especialista y en ocasiones, incluso un tratamiento de mantenimiento para evitar que vuelvan a producirse.

Neumonías por aspiración de contenido gástrico

En caso de complicaciones graves como neumonías por aspiración de contenido gástrico hacia el pulmón o ineficacia de los tratamientos dietéticos y farmacológicos administrados, el paciente puede precisar de una intervención quirúrgica para reparar su hernia hiatal por deslizamiento si existiera, o reforzar su unión esófago-gástrica. Dicha intervención se realiza habitualmente, hoy en día, por vía laparoscópica mínimamente invasiva y por nuestros especialistas en cirugía digestiva. Es necesario personalizar las opciones del tratamiento quirúrgico e informar al paciente de su existencia y de sus beneficios y riesgos. En general, los síntomas, la existencia o no de complicaciones, la experiencia del equipo quirúrgico y las preferencias del paciente ejercen un papel muy relevante en la toma de decisiones terapéuticas.

¿Podría darnos algunos consejos para los pacientes que presentan reflujo gastroesofágico o “ardores”?

En primer lugar, quisiera tranquilizarles. Suele ser una enfermedad común y generalmente sin complicaciones que responde muy bien al tratamiento dietético y farmacológico. Que no duden en consultar al especialista, él les guiará en su tratamiento tras un correcto diagnóstico, y le dará los consejos necesarios para controlar la enfermedad.

Como recomendaciones generales, se aconseja:

  • Realizar una dieta saludable y fraccionada al menos en 5 tomas al día. De este modo, reducimos el volumen de alimentos ingeridos y por tanto, el trabajo que debe realizar nuestro estómago y la cantidad de alimentos refluídos.

  • Evitaremos en lo posible los alimentos ricos en grasas, fritos, picantes o en escabeche.

  • Evitaremos las salsas muy grasas elaboradas con yemas, mucho aceite, nata y queso.

  • Disminuiremos la ingesta de café, té, menta y chocolate.

  • Abstenernos del tabaco.

  • Disminuir al mínimo la ingesta de alcohol.

Todas estas recomendaciones generales podrán ser variables en intensidad y cumplimiento según la sintomatología y evolución del paciente, pudiendo además recibir asesoramiento por nuestra especialista en nutrición en patología digestiva.

Aparato digestivo

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