Manuel Pereira
Fisioterapeuta, podólogo y osteópata C.O.
Coordinador del Servicio de podología
Hospital Victoria Eugenia Cruz Roja
La sensación cuando sufrimos una rotura fibrilar es como de haber recibido una ‘’pedrada’’ o un golpe seco, dejándonos la sensación de un pinchazo continuo.
Los músculos son los encargados de facilitar el movimiento del cuerpo gracias a la contracción de sus fibras. En el deporte, las lesiones musculares son las más frecuentes aunque normalmente, con reposo y con unas buenas pautas de tratamiento, se recuperan sin ningún tipo de problemas.
Rotura fibrilar
Dentro de las diferentes lesiones que pueden aparecer en el del sistema músculo-esquelético en el ámbito deportivo, las roturas fibrilares son una de las más frecuentes. Es una lesión que, como su propio nombre indica, consiste en la rotura de una o varias fibras del músculo, por lo que también son llamadas ‘’desgarro muscular’’.
Su aparición es frecuente y se producen por un sobreesfuerzo muscular, un estiramiento mayor del debido o una contracción brusca del mismo, algo muy común en deportistas, sobre todo de élite.
También puede aparecer fácilmente en personas que no están acostumbradas a practicar deporte y comienzan a hacerlo de forma muy intensa, sin un progreso, y cuando se comienza a practicar la actividad sin haber realizado un buen calentamiento previo de la zona.
Dependiendo del deporte y/o de la actividad, se podrá producir en un músculo u otro, pero la musculatura de los miembros inferiores es la más prevalente debido al gran esfuerzo al que se somete, además estando en carga. De este modo, los músculos principalmente afectados son los gemelos, sóleo, isquiotibiales, aductores y recto anterior del cuádriceps.
La sensación cuando sufrimos una rotura es como de haber recibido una ‘’pedrada’’ o un golpe seco, dejándonos la sensación de un pinchazo continuo.
¿Existen factores de riesgo para una rotura fibrilar?
Cualquier persona deportista podría llegar a sufrir este tipo de lesión en algún momento de la práctica deportiva. Aun así, existen distintos factores que aumentan la probabilidad de sufrirla, tales como:
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Falta de calentamiento previo al ejercicio: cuando vamos a llevar al músculo a una actividad más intensa de lo normal, es importante que previamente lo hayamos activado.
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Falta de ejercicio de forma habitual: personas que no están acostumbradas a realizar ejercicio y comienzan a hacerlo y/o personas que siguen sin practicar ejercicio, ya que su musculatura se va debilitando y cualquier esfuerzo, por mínimo que sea, le supondrá un alto coste.
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Intensidad y tipo de deporte: existe un mayor riesgo cuando realizamos ejercicio de alta carga, intensidad y en el que se requiera un reclutamiento de las fibras musculares de alta velocidad.
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Mala alimentación: para los músculos, una buena nutrición es igual de importante que los ejercicios que se realicen. Cuando la alimentación no es la adecuada, estos se debilitan y tienen más riesgo de sufrir una lesión. Al mismo tiempo, si no lo nutrimos bien pueden no tener la fuerza suficiente para realizar el trabajo.
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Enfermedades como la diabetes.
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Mal funcionamiento del sistema circulatorio: el músculo no recibe oxígeno suficiente, por lo que se fatiga más en el esfuerzo.
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Falta de descanso adecuado: tan importante es el ejercicio como el descanso, y cuando la musculatura no tiene el necesario, el trabajo le supondrá un mayor coste.
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Factores psicológicos: el cerebro es el motor de nuestro cuerpo por lo que la implicación del mismo para la práctica deportiva es fundamental. En momentos de más estrés, mayor tensión, aunque el deporte nos ayude a despejarnos, el cansancio general siempre es mayor por lo que el trabajo que el músculo requerirá de un gran esfuerzo.
¿Qué deporte tiene mayor riesgo a sufrirlas?
En general, todos los deportes tienen riesgo de sufrir roturas fibrilares, especialmente los que requieren una alta y rápida contracción de las fibras musculares.
Raramente encontramos a un deportista de élite que a lo largo de su carrera no haya sufrido nunca una rotura fibrilar.
En función del deporte y por lo tanto, de la activación muscular, la prevalencia será mayor en unos músculos u otros.
¿Se puede prevenir la rotura fibrilar?
Teniendo en cuenta que existen varios factores de riesgo, las medidas de prevención van de la mano de los mismos.
De este modo, el cuidado y la preparación al ejercicio serán fundamentales para tratar de evitar la aparición de las mismas. Cuando hablamos de cuidado, hablamos de llevar a cabo una buena alimentación y buen descanso. Con preparación al ejercicio, queremos decir que es importante realizar estiramientos justo antes del comienzo de la práctica y, muy importante, que llevemos una progresión en la intensidad del mismo. Igualmente, con los estiramientos después del ejercicio, conseguiremos una relajación muscular que podrá impedir que al día siguiente al comenzar la práctica el músculo no esté tan sobrecargado y así no se lesione.
Hay determinados factores de riesgo que, desgraciadamente, no podremos evitar de forma directa, tales como enfermedades, problemas circulatorios o incluso el deporte que se practique, pero de forma indirecta intentando mejorar los otros, podemos influir en estos.
¿Cuándo acudir al especialista?
Al especialista es importante acudir desde el primer momento en el que tengamos la sospecha de haber sufrido esta lesión, ya que será el que valore si existe y su gravedad.
Aunque pueda parecer que una rotura va a ser igual siempre, va a depender de la cantidad de fibras que se hayan roto.
Grado 1 o microrotura fibrilar
Cuando se rompen pocas fibras, consideramos que el grado de lesión es débil y lo llamamos Grado 1 o microrrotura. Estas se suelen resolver por sí solas normalmente tras varios días de reposo.
Grado 2 o rotura fibrilar
Cuando se rompen varios fascículos musculares (conjunto de varias fibras) lo llamamos Grado 2 o rotura fibrilar. Este tipo de roturas requieren de un tratamiento de fisioterapia ya que si la cicatrización muscular no se hace correctamente, es probable que sigan apareciendo molestias incluso recaídas.
Grado 3 o rotura muscular
Cuando la rotura del músculo es completa o casi completa, hablamos de Grado 3 o rotura muscular. Estas lesiones requieren de intervención quirúrgica con el posterior tratamiento de rehabilitación.
Tratamiento y rehabilitación de lesiones musculares
El tratamiento, como cualquier lesión, irá encaminado al grado de la misma. Las de grado I y II son las que trataremos en clínica, y como ya hemos comentado en el apartado anterior, las de grado III necesitarán de cirugía.
Crioterapia
En cualquiera de las 2 fases de rotura, las primeras 48h las utilizaremos para la aplicación de crioterapia (frío) para disminuir la inflamación.
Ejercicios y estiramientos
Tras esta fase, comenzaremos con ejercicios de contracción isométrica y aeróbicos para que la regeneración muscular sea la correcta. Estos ejercicios los acompañaremos de estiramientos para relajar el tono.
Seguiremos la lesión con el tratamiento en carga y en marcha (en el caso de ser de miembros inferiores), realizando ejercicios que complicaremos de forma progresiva. En los últimos estadios, el trabajo en excéntrico será muy importante.
Cualquier técnica de tratamiento que empleemos lo haremos siempre respetando el umbral del dolor de cada persona. Una misma lesión en diferentes personas provoca distintas sensaciones en cada una de ellas. De este modo, respetar la sintomatología será muy importante a la hora de tratar.
Otras técnicas
Otras técnicas que ayudarán a la recuperación de la lesión serán el uso de:
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Vendaje Neuromuscular (para moratones, inflamación y/o relajar el músculo)
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Drenaje de la zona (para disminuir la inflamación y con ella el dolor)
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Técnicas de terapia manual para desensibilizar el sistema nervioso central y disminuir el dolor, para posteriormente poder trabajar de la mejor forma posible.
Muchas veces nos encontramos con el problema de que la lesión ha estado inmovilizada durante mucho tiempo, de manera que la cicatrización de las fibras se ha producido pero no de forma correcta. Las fibras musculares, al no estar en una buena disposición, cuando el músculo requiera de su contracción, esta no se hará bien, pudiendo provocar la recaída o cronificando la lesión. Esta es la razón por la que la detección eficaz de la lesión y su tratamiento es muy importante en este tipo de lesiones.
Ejercicios de estiramientos y recuperación:
Cada ejercicio será diferente según la fase de tratamiento en la que nos encontremos y el músculo lesionado. Por esto, la realización de los mismos es importante que sea guiada por un profesional de la salud.
A continuación mostramos algunos ejemplos de los ejercicios que se pueden hacer durante el tratamiento en músculos como los gemelos, ya que tienen una alta prevalencia: