“El hombre pasa la mitad de su vida arruinando su salud y la otra mitad intentando recuperarla”

LEONARD.

 

Ángeles Prada

Subdirectora de Promoción e Innovación del Hospital Victoria Eugenia y Coordinadora del programa El Hospital con el Deporte

Actualmente el desarrollo económico y social y el aumento del tiempo de ocio, asociado a la gran preocupación por la salud, para mejorar la calidad de vida, ha desembocado en un aumento extraordinario de participación de la población en actividades deportivas.

Está claro que la realización de una actividad físico-deportiva resulta beneficiosa para cualquier persona que la practique, siempre y cuando no existan contraindicaciones relativas o absolutas médicas que así lo especifiquen. Los datos epidemiológicos y experimentales indican que es de suma importancia que el sujeto participe en un programa de ejercicio físico regular como parte de un estilo de vida sano.

            El ejercicio físico como factor de salud puede ser utilizado tanto en la prevención de estilos de vida no saludables, la creación de nuevos hábitos de vida, como en la  pauta terapéutica y de recuperación de múltiples trastornos biológicos, psicológicos y sociales. De forma ya clásica se pueden establecer cuatro modelos en la orientación del ejercicio físico relacionado con la salud:

-. Modelo Higiénico-preventivo: el cual, utiliza la actividad físico-deportiva, con el fin de conservar la salud y prevenir estilos de vida no saludables.

-.Modelo Utilitario: mediante las actividades físico-recreativas, persigue el mismo objetivo que el anterior, pero añadiéndole un fin socializador.

 -. Modelo Sociocultural: utiliza actividades recreativas, en las que el ejercicio físico no tiene fin en si mismo, sino que su principal objetivo es el aspecto lúdico y de integración grupal de la actividad.

-. Modelo Terapéutico: mediante actividades de rehabilitación, su objetivo es intervenir activamente en la recuperación de algún trastorno del individuo

Sea el objetivo físico, psicológico y/o social, supone que podemos hacer hincapié en ellos utilizando las actividades adecuadas, dándoles la orientación correcta.

 Se puede afirmar, pues, que la práctica del ejercicio físico produce indudables beneficios que inciden de forma muy positiva en la calidad de vida del sujeto que los efectúa. El protagonismo recae sobre tres grandes áreas de nuestro organismo: el sistema cardio-respiratorio, el aparato locomotor y sobre el área psíquica e intelectual.

             Los beneficios en el área cardio-respiratoria y metabólicas son bien conocidos, de tal forma, que aumenta el volumen sistólico, la capacidad aeróbica máxima,  la circulación colateral, la ventilación pulmonar, produce mayor eficacia funcional de la musculatura respiratoria y del diafragma y disminuye la frecuencia cardiaca y la resistencia vascular periférica. Numerosos estudios epidemiológicos indican que una actividad física regular protege frente a la enfermedad coronaria. Ello en función de la intensidad, del programa de la actividad física y de la forma física inicial. Las  personas con otros factores de riesgo, como la hipertensión, sobrepeso o fumadores,  son las que obtienen más beneficios de la práctica de una actividad física de forma regular. Con respecto a la hipertensión arterial, todos los estudios realizados indican que la actividad física reduce el riesgo de desarrollar hipertensión y también su efectividad para el control de la hipertensión leve. Los mecanismos que explican su acción beneficiosa son procesos de carácter hemodinámicos por la relación existente entre la presión arterial, el gasto cardiaco y las resistencias periféricas. La actividad del músculo esquelético incrementa el retorno venoso y el gasto cardiaco, al mismo tiempo se dilatan los músculos en ejercicio disminuyendo así las resistencias periféricas. El resultado de estos cambios es el descenso de la presión arterial. De igual forma modifica favorablemente los niveles de grasas en sangre, disminuye los triglicéridos y aumentan el HDL colesterol (colesterol “bueno”) Este conjunto de acciones son beneficiosas al dificultar la aparición de ateroesclerosis, incrementándose la actividad fibrinolítica del plasma o capacidad para disolver los coágulos sanguíneos.

            Para prevenir y corregir el sobrepeso es preciso que la ingesta calórica  y gasto energético estén equilibrados. Los sujetos que hacen ejercicio están en general más delgados y tienen menos cantidad de grasa, se ha comprobado que con una dieta y un programa de ejercicio físico adecuado, se consiguen mejores resultados que con la reducción de la ingesta aisladamente, particularmente a expensas del tejido adiposo.

 Permite un mejor control de las cifras de glucosa en pacientes diabéticos, disminuyendo las necesidades y las dosis de insulina o antidiabéticos orales.

             Introduciéndonos en el sistema músculo-esquelético, se aprecia que la actividad física previene la aparición de osteoporosis posmenopáusica e involutiva, evitando las fracturas. A nivel articular aumenta la fluidez del líquido sinovial, favoreciendo la lubricación y protección de las superficies articulares, protegiendo al cartílago articular y por tanto retrasando o aminorando los procesos artrósicos. En el músculo se consigue aumentar la fuerza, una mayor resistencia y velocidad de contracción, así como, mejor habilidad, destreza y coordinación de los movimientos.

            En la esfera psíquica son numerosos autores los que han relacionado que la salud mental está positivamente influenciada por la actividad física, aumenta pues,  el rendimiento laboral,  la estabilidad emotiva, el rendimiento intelectual, la autoestima, el bienestar y disminuye el absentismo laboral, la ansiedad , los estados depresivos, el stress y la ingesta de alcohol y otras drogas.

             Una vez expuestas las grandes ventajas que la práctica del ejercicio físico incide sobre nuestra salud, es necesario establecer unas pautas, teniéndose en cuenta la necesidad de analizar diversos parámetros como las características de la actividad físico-deportiva, el nivel en que se efectúa y las razones del mismo, ya que no será igual si se práctica con fines recreativos, competitivos o profesionales o incluso como terapia de algunas enfermedades. Si consideramos al sujeto tendremos en cuenta la edad, el sexo, su forma física, la existencia o no de patologías orgánicas…..American Collegue of Sport Medicine, hace las siguientes recomendaciones sobre la cantidad y calidad del entrenamiento para el desarrollo y mantenimiento de la aptitud cardiorrespiratoria, la composición corporal y la fortaleza y la tolerancia muscular en el adulto saludable.

 Frecuencia del entrenamiento / ejercicio físico: 3 a 5 días por semana.

Intensidad del entrenamiento /  ejercicio físico: 60 %  a 90%  de la frecuencia cardiaca máxima  (220 – edad cronológica)  o 50% a  85% del consumo máximo de oxígeno.

Duración del entrenamiento / ejercicio físico: 20 a 60 minutos de actividad aeróbica continuada.

Modalidad de la actividad: Cualquier tipo de ejercicio que utilice grandes grupos musculares que se puedan mantener continuamente y que sea de naturaleza rítmica y aeróbica, caminar-escalar, correr-trotar, pedalear, esquí de fondo, bailar, remar, nadar, patinar…..

Entrenamiento de fortaleza: El entrenamiento de fortaleza de intensidad moderada, suficiente para desarrollar y mantener el peso magro, debe ser parte integral de un programa de aptitud para adultos. Se recomienda como mínimo realizar una serie de 8 a 12 repeticiones de cada uno de los 8 a 10 ejercicios para los grupos musculares principales, al menos dos veces a la semana.

Para finalizar plasmar el decálogo de normas que hay que tener en cuenta para la realización del ejercicio físico:

 -Control médico.

 -Control del pulso y tiempo de recuperación.

-Evitar esfuerzos excesivos.

-El ejercicio debe ser regular, constante y progresivo.

-No debe provocar cansancio.

-Se han de evitar posturas estáticas.

-No se debe forzar la capacidad funcional.

-Parar al notar dolor, mareos o cualquier otra sintomatología.

-Los ejercicios deben ser rítmicos y lentos.

-Se debe respetar el periodo de tiempo después de la comida.